¿Has pensado alguna vez que cada vez que consumes, tu acción tiene consecuencias? Sí, así es, cada acción tiene una reacción. Por eso, al comprar, debemos tratar de hacerlo de manera responsable, ya que todo tiene un impacto de alguna u otra forma hacia nosotros y el medioambiente.
La situación excepcional producto de la COVID-19 ha sido una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestros hábitos y ver cuáles queremos mantener y cuáles cambiar.
¿Cuál es la definición del consumo responsable?
Cuando decimos “responsable” a nuestro consumo, estamos sumando valor a la elección que hacemos cada día como consumidores entre los distintos bienes y servicios que nos ofrece el mercado. Es escoger con conciencia los productos que verdaderamente cumplen con nuestras necesidades y, a su vez, respetan al medio ambiente.
Es por ello que, antes de comprar, deberíamos hacernos preguntas como “¿realmente lo necesito?”, “¿estoy eligiendo libremente o actúo de forma compulsiva?”, “¿cuánto tiempo lo voy a usar?”, “¿podría pedirlo prestado a alguien conocido?”, “¿está hecho con materiales reciclables?”, “¿quién y cómo ha elaborado el producto?”.
Si nos esforzamos en encontrar las respuestas, seguramente compraremos de una forma mucho más eficiente.
7 ejemplos para entender por qué es necesario el consumo responsable y sostenible
- Ayudamos al comercio local
Consumir de forma responsable también significa apostar por los productos de proximidad, de kilómetro cero.
Las tiendas contribuyen a la economía local que es una fuente muy importante en el contexto actual para la recuperación de nuestra ciudad. Así que, un ejemplo sería comprar más en comercios locales en vez de en las grandes corporaciones.
Actualmente, el Ayuntamiento de Barcelona ha lanzado la iniciativa ‘Bonus Consum’, vales para incentivar el comercio local y presencial de productos, servicios y restauración durante el 2021. Estos bonos tienen un valor de 20 euros (10€ pagados por el usuario y los otros 10€ subvencionados por el Ayuntamiento), que se pueden intercambiar por productos y servicios, como una gran alternativa para contribuir a la economía local.
- Cuidamos del medio ambiente.
Antes de comprar, pensemos en la huella medioambiental que lleva consigo. Desde la obtención de las materias primas con las que se hace a la gestión de los residuos finales, pasando por la producción y el uso.
Es muy importante priorizar aquellos productos con un menor impacto ambiental y reducir el consumo de los recursos naturales más limitados como son el agua, el petróleo el gas, entre otros.
- Protegeremos a los animales
No es secreto que para abastecer la demanda masiva, el trato hacia los animales por parte de muchas corporaciones ha sido usualmente el menos ético y ha sido cuestionado desde hace décadas.
Por ello, al comprar ropa eco friendly, vegana y sostenible, estamos ayudando también a conservar la vida y el buen trato de cientos de especies.
- Ahorramos en nuestros hogares
Si consumimos de forma responsable en casa, compraremos menos y mejor, y ello nos llevará a un ahorro económico.
El consumo sostenible también nos empuja hacia una mayor eficiencia energética y hoy en día existen muchísimos electrodomésticos y sistemas en esa línea, que hacen más eficiente nuestro hogar, reducen el impacto sobre el medio ambiente y además nos generan un ahorro económico.
- Apostamos por las tres R
El consumo responsable también nos lleva a reciclar, reducir y a reutilizar. Un ciclo que también será fundamental para la educación en los niños.
De esta manera, se buscan alternativas que minimicen la explotación de los recursos naturales como, por ejemplo, dar una segunda vida a algunos productos a través de los mercados de segunda mano, los intercambios o la reparación de objetos y maquinaria.
- Tenemos una actitud responsable hacia los demás
El consumo responsable pone en valor los derechos laborales de las personas que trabajan el producto final que acabaremos comprando.
Si optamos por este tipo de consumo, estaremos defendiendo en primera persona la obligación de garantizar los mismos derechos para todas las personas.
- Valoramos más aquello que no es material
Diariamente estamos expuestos a numerosos estímulos que nos invitan a consumir y a poseer más y más, de forma compulsiva e innecesaria.
El consumo responsable implica también dejar atrás la sociedad del materialismo para poner en valor todo aquello que no cuesta dinero pero nos enriquece enormemente y a la vez, tomar conciencia de que, con menos, vivimos mejor.
La alimentación como parte del consumo sostenible
El tema de la alimentación es crucial para entender lo que significa la responsabilidad que tenemos como consumidores.
Diversos estudios avalan que el mal uso de los alimentos es uno de los factores causales de la emergencia climática que vivimos. Pues para responder a la altísima demanda de alimentos a nivel global, se recurren a métodos abrasivos y explotación de recursos naturales que acaban en la deforestación, etc.
Entonces, ¿cómo promover la alimentación responsable?
- Tirar alimentos a la basura ya no es una opción. Debemos planificar bien nuestra compra y apostar por una alimentación sana y de proximidad.
- También es un buen momento para ser creativos, innovar y crear recetas nuevas para no desperdiciar nada.
- Optar por participar en iniciativas de alimentación sostenible en Barcelona para aprovechar las comidas que no han sido usadas en restaurantes o tiendas, o bien que estén cerca de su caducidad.
Paralelamente, el consumo responsable es una práctica que también se está extendiendo y asentando por todo el sector gastronómico y de la restauración.
La nueva Ley obliga a los establecimientos a reducir sus desperdicios alimentarios y por su parte, muchos consumidores deciden dónde ir según el compromiso sostenible de los locales.
La sostenibilidad es nuestro compromiso
En Withfor, la inmobiliaria ética de Barcelona, estamos convencidos que cada uno de nosotros podemos convertir nuestra capacidad de compra en un importante instrumento de cambio hacia un mundo más sostenible. En la mayoría de los casos, realizar un consumo responsable solamente implica variar de forma consciente nuestros hábitos.
Aplicando pequeños gestos como optar por un consumo local de productos y servicios podemos generar grandes dinámicas muy positivas para nuestro futuro en la ciudad y el del planeta.